sábado, 6 de noviembre de 2010

La Artrosis en el corredor



















Degenerative osteoarthritis in the runner

Una articulación es una estructura muy especial que permite a un hueso desplazarse sobre otro, con suavidad y sin dolor. Para que esto ocurra, la naturaleza nos provee de un tejido muy especial que se llama el cartílago hialino. Todos lo hemos visto alguna vez: es esa capa brillante y lisa que rodea los extremos de los huesos de pollo o de cordero y que llamamos ternilla. Este tejido tiene la capacidad de aguantar grandes presiones sin aplastarse ni romperse...
 
Es capaz de deslizarse sobre el cartílago hialino de la otra cara de la articulación con suavidad, sin arañarse ni agrietarse, así como sin desgastar ni lesionar el hueso al cual recubre.

“Es una estructura que se encuentra en los extremos de los dos huesos que se articulan, valga la redundancia. Su función es amortiguar, permitir buen desplazamiento entre la articulación, es un tejido que no está nutrido por vasos, sino que requiere movimiento para mantenerse sano”

El cartílago hialino es un tejido vivo. Dentro de él se encuentran unas células que se llaman condrocitos, los cuales continuamente están fabricando proteínas muy especiales, para mantener el cartílago sano y preservar sus propiedades biomecánicas: capacidad para soportar presión, elasticidad y suavidad.

A veces el cartílago hialino comienza a perder estas propiedades biomecánicas que le hacen tan útil. No se sabe dónde está el problema originario, si en los condrocitos o en el hueso sobre el que el cartílago hialino descansa, pero lo cierto es que el cartílago comienza a deteriorarse. Ya no aguanta la presión tan bien. Se va adelgazando, agrietando y rompiendo. Incluso a veces deja al descubierto el hueso sobre el que se encontraba. Esto hace que la articulación ya no haga su juego como antes. Es como si hubiera entrado arena en un rodamiento. Lo que antes era suavidad y movimiento ahora es roce y rigidez.

La artrosis es una enfermedad degenerativa articular que afecta al cartílago hialino que recubre la superficie ósea de las llamadas articulaciones sinoviales (rodilla, cadera, articulaciones de las manos, etc.)

Causas: Pueden ser: Mecánicas, genéticas, metabólicas y nutricionales
Motivos genéticos, inmunológicos, incluso mecánicos contribuyen a que, con el paso del tiempo, el cartílago se vaya destruyendo paulatinamente. El organismo responde entonces a la agresión mediante la producción de nuevas células, encargadas de reponer el daño causado.

Esa producción, sin embargo, se hace de manera inadecuada, sin ningún control y con fibras de mala calidad. El mal que el organismo pretende reparar se convierte cada vez en un problema mucho mayor. "Los restos de tejido destruidos se quedan libres en la articulación y eso hace que la membrana se inflame y se produzcan nuevas moléculas que dañan aún más el cartílago. Se produce todo un desastre en cadena"

Lejos de ser un proceso estático, la artrosis se produce por un desequilibrio entre los mecanismos de regeneración y degeneración de dicho cartílago. Como consecuencia de un grupo heterogéneo de factores, se produce una alteración del metabolismo del condrocito que conlleva un adelgazamiento del cartílago, asociado a cambios óseos regenerativos, que, en conjunto, determinarán las manifestaciones clínicas de la enfermedad.

Más Causas:

Sobrepeso: el peso excesivo sobrecarga las articulaciones
Malas posturas: provocan cargas anormales sobre las articulaciones
Cargas unilaterales: a veces causadas por el trabajo
Cargas muy centralizadas en una parte concreta: por ejemplo, en los casos de deporte de alta competición
Alteraciones del eje axial como por ejemplo piernas en X o en O
Alteraciones, desviaciones, etc.. como por ejemplo, una rótula demasiado pequeña
Lesión del cartílago: existe un alto riesgo de sufrir artrosis
Poca actividad física: disminuye la producción de líquido sinovial

En la rodilla, los músculos no sólo funcionan para producir el movimiento, sino también para absorber la carga de la extremidad y proporcionar estabilidad dinámica a la articulación. La debilidad muscular ha sido identificada como un factor de riesgo potencial para el desarrollo de la enfermedad debido a que contribuye al aumento de la carga articular. Además, la presencia de la artrosis socava la integridad de la estructura y función de los músculos, lo que podría afectar aún más el proceso de la enfermedad.

La debilidad muscular, junto a la reducción de la propiocepción articular, son factores de riesgo para el desarrollo de la artrosis.

En particular la debilidad del músculo cuadriceps, como consecuencia de la inactividad o de otros procesos, ha sido ampliamente estudiada y es considerada como un importante factor de riesgo para la artrosis de rodilla.

Hasta hace poco la atrofia de este músculo se atribuía a la disminución de la carga para evitar el dolor articular de la rodilla. Algunas evidencias sugieren que la debilidad del cuadriceps precede a la aparición de la artrosis de rodilla pudiendo aumentar el riesgo de desarrollo de la enfermedad, particularmente en las mujeres.

Los programas de fortalecimiento muscular periarticular y de ejercicio aeróbico mejoran la integridad de las articulaciones, reducen los síntomas, aumentan la función y, posiblemente, proporcionan protección contra la progresión de la enfermedad.

Otras causas

Se caracteriza por molestos síntomas en las articulaciones y que, hasta el momento, se creía patrimonio de la tercera edad, pero hoy se sabe que dicha patología puede presentarse alrededor de los 40 años y puede estar fuertemente vinculada a la vida que llevan los deportistas.

No sólo la edad y el deterioro biológico pueden dar origen a esta afección, sino que algunas prácticas incorrectas durante la ejercitación pueden causar artrosis en los deportistas.

Entre las nuevas causas que hoy se conocen, se sabe que las malas posturas, prácticas incorrectas del deporte, el sobre uso o la sobrecarga excesiva a la que se someten ciertas articulaciones puede generar artrosis, una enfermedad crónica que requiere tratamiento para poder convivir con ella de la mejor forma posible.

En cuanto al peso excesivo hay que aclarar que acelerará el proceso del desgaste si existe una mala congruencia de las superficies articulares, de ahí que muchas personas que no posean un exceso de peso puedan desarrollar artrosis. Si una articulación se encuentra bien orientada, y por consiguiente, tiene una buena congruencia articular, el peso excesivo no le repercutirá más que el mismo proceso de envejecimiento de la propia persona.

Síntomas

El dolor que caracteriza a la enfermedad, así como la limitación de los movimientos y las deformidades que pueden resultar incapacitantes, son las que obligan a buscar un tratamiento paliativo que calme el dolor y mejore la calidad de vida de los afectados.

Si tomamos como ejemplo la rodilla, estas duelen con sólo comenzar a caminar y cuanto más se anda, más molestan. Duelen desde los primeros pasos, en la parte anterior o interna de la rodilla y especialmente al subir y bajar escaleras. "En las lesiones importantes, si la artrosis está muy avanzada, las molestias se notan incluso en reposo". A veces, el corredor lesionado puede notar chasquidos al caminar, incluso sufrir cojera si se trata de una artrosis severa.

Con el tiempo, el cartílago se desgasta tanto que los extremos de los huesos se tocan y reaccionan con un crecimiento incontrolado hacia los lados. El aumento de líquido sinovial provoca derrames, que se manifiestan con la hinchazón de la rodilla. El proceso de deterioro se ve después favorecido por la presencia de microcristales de calcio procedentes del mismo cartílago o del hueso.

Así como existen malos hábitos al momento de ejercitarnos que pueden iniciar esta enfermedad, existen ciertos deportes en los que más se visualiza esta patología, como son el fútbol, rugby, tenis, boley, salto u otros, porque en ellos se sobrecargan articulaciones particulares, siendo más frecuente la artrosis de rodilla o cadera debido al mayor peso que deben soportar.

Asimismo, aquellas personas inactivas físicamente que de un momento a otro deciden ejercitarse y comienzan de manera excesiva, pueden causar lesiones en sus articulaciones.

Tratamiento

En la actualidad se utilizan diversos métodos para su tratamiento, entre ellos, fármacos antiinflamatorios, protectores del cartílago (glucosamina, condroitin sulfato, diacerina), fisio y kinesioterapia, métodos quirúrgicos e incluso, algunos más innovadores como la ozonoterapia que tiene efecto analgésico.

Hacer ejercicio con las articulaciones enfermas es fundamental. El ejercicio debe intentar mantener el movimiento articular y fortalecer los músculos para evitar que la articulación quede flácida y reducir las rigideces.

El ejercicio debe ser suave y no provocar dolor, ya que si se realiza sin cargar el peso o forzar la articulación es muy útil, pero si se hace excesivo tiempo, cargando o forzando la articulación es perjudicial y en lugar de mejorar la artrosis produce más dolor y acelera la evolución. La natación y ejercicios en el suelo, son recomendables, al no ser impactantes.

- Un pequeño amortiguador implantable en la rodilla reduce el dolor causado por la artrosis precoz

Proporciona una descarga articular en la rodilla de 13 kilos.

En el último congreso de la European Society of Sports Traumatology, Knee Surgery and Arthroscopy celebrado en Barcelona en 2016 se han presentado datos de un pequeño amortiguador implantable en la rodilla que disminuye el dolor y aumenta la movilidad en pacientes con artrosis precoz en esta articulación.

Este nuevo sistema Atlas, de la compañía Moximed, se coloca por vía subcutánea junto a la rodilla e incorpora biomateriales avanzados diseñados para proporcionar una descarga articular en la rodilla de 13 kilos.

El sistema absorbe el exceso de carga, en lugar transferirla a zonas sanas de la articulación. Aligerando la carga sobre la rodilla, se amortigua y protege el cartílago afectado, mientras se mantiene el movimiento natural y la integridad estructural de la rodilla.

Para Dragos Popescu, traumatólogo especialista en patologías de la rodilla en el Hospital Clínic de Barcelona, este sistema es "una buena opción para el tratamiento" en pacientes de mediana edad con artrosis precoz en la parte interna de la rodilla, "un campo donde no hay muchas alternativas".

"Cada vez habrá más personas con esta patología, personas entre 45 y 60 años que les gusta correr, jugar al tenis, esquiar y que el dolor de rodilla se lo impide. La parte interna de la rodilla quizás sea la parte que más sufre por el tipo de marcha que tenemos", ha destacado.

Prevención

Lo más importante para un corredor es prevenir y tomar conciencia que lo ideal es poder continuar con los entrenamientos sin dolores y libres de lesiones.

Por tanto hay que comenzar a ejercitar de manera controlada y avanzando progresivamente, no sobrecargando las articulaciones con peso excesivo, alta intensidad o sobre uso, y por sobre todas las cosas, conocer el cuerpo y aprender a respetarlo para que, junto a él, podamos obtener mejores resultados.

El deporte más saludable es el que combina varias especialidades. La combinación de deportes es la mejor elección para lograr un estado de salud óptimo sin sobrecargar nuestro cuerpo con patologías como la artrosis, tendinosis, etc.

- La artrosis es la patología por excelencia del sobreentrenamiento. La mejor forma de evitarlo es hacer todo el deporte que queramos (o mejor dicho, que podamos) pero de la forma más variada posible.
- Por ejemplo, la carrera de larga distancia suele dar problemas de artrosis en la rodilla cuando se practica de forma exagerada. Una opción preventiva es alternar esta práctica con el ciclismo.
- En el ejemplo anterior estaremos combinando dos ejercicios que trabajan especialmente el tren inferior sólo que en posturas diferentes y con la diferencia cualitativa de que en la carrera hay microtraumatismos en cada zancada y en el ciclismo se realiza un movimiento continuo y circular.
- Otra combinación para el tren superior serían las series con mancuernas y la natación
- En general, la variedad de deportes supondrán una riqueza de movimientos articulares que será preventiva en cuanto a la artrosis, ya que en ésta, es característico un movimiento repetido con desgaste de las estructuras.





El deporte intensivo favorece su aparición entre los jóvenes

Muchos de nosotros nos sometemos a diario a duros entrenamientos para mejorar nuestra forma física y mantener la que ya hemos conseguido. Este entrenamiento excesivo puede tener consecuencias en nuestro cuerpo.

Muchas veces hemos hablado de lo importante que es ejecutar correctamente cada uno de los ejercicios que llevamos a cabo en el gimnasio, y es que de ello depende en gran medida la repercusión que éstos tendrán en nuestro cuerpo. No me refiero solamente al desarrollo muscular cuando hablo de repercusión, sino que también los huesos se ven afectados por el trabajo deportivo.

Un buen entrenamiento es fundamental para mantener unos huesos sanos y fuertes, pero un mal uso del deporte puede conseguir todo lo contrario. Un ejemplo de esto son los numerosos casos de artrosis prematura que se diagnostican a diario en personas que habitualmente practican deporte de forma inadecuada. Además de la alimentación que en la mayoría de los casos no es la recomendable para este tipo de personas.

La artrosis es una degeneración progresiva de los huesos, concretamente suele producirse por una rotura y pérdida del cartílago que une dos huesos, permitiendo que estos se rocen y se desgasten. La artrosis es una enfermedad crónica que suele aparecer en edades avanzadas, aunque hay mucha gente que la sufre a temprana edad debido a sus malos hábitos de vida en los que se dejan de lado las repercusiones que éstos pueden tener para el organismo.

Cada vez son más las personas jóvenes que padecen esta enfermedad que se traduce en grandes dolores de la zona afectada. Las partes que más la sufren suelen ser las articulaciones como la rodilla, manos, muñecas, pies… A pesar de no saberse a ciencia cierta las causas se barajan como posibles el exceso de deporte y la mala alimentación, pues las personas que la padecen suelen ser deportistas.

Es importante que tengamos en cuenta algunos puntos para evitar este tipo de enfermedades. El ejercicio es necesario para mantener la salud, pero siempre lo debemos hacer con cabeza. No nos tenemos que olvidar de los huesos y las articulaciones, por lo que es primordial que ejecutemos cada ejercicio de forma correcta sin forzar la postura del cuerpo y crear tensiones innecesarias en determinadas zonas.

El exceso de ejercicio no es recomendable, pues además de desgastar los músculos las articulaciones también se ven afectadas. Es importante descansar y aliviar tensiones de las zonas trabajadas mediante estiramientos y masajes que reactivarán la circulación y el enriquecimiento de las partes que han intervenido en el entrenamiento.

La alimentación es fundamental, y para ello tenemos que ingerir alimentos que protejan nuestras articulaciones y huesos. El aporte mineral es primordial, sobre todo el calcio que servirá para fortalecer los huesos. Lo encontraremos en los lácteos principalmente. Además tenemos que proteger las articulaciones a través de los alimentos. Para ello las dotaremos de colágeno, que es uno de sus componentes fundamentales. Lo podemos encontrar en gelatinas de origen animal o en carnes como el pollo, el cordero, el cerdo, el conejo…

Existe este decálogo para personas mayores con artrosis, que pueden aliviar los síntomas.