sábado, 5 de septiembre de 2009

Lesiones de los meniscos





Meniscal Injuries

Las lesiones meniscales pueden afectar a cualquier edad, pero las causas son algo diferentes en los distintos grupos de edad. En los pacientes más jóvenes, el menisco es una estructura bastante resistente y elástica. Las roturas del menisco en pacientes menores de 30 años generalmente son el resultado de una lesión importante por torsión de la rodilla. Con frecuencia están relacionadas con alguna actividad deportiva.


En las personas mayores, el menisco se vuelve más débil con los años. El tejido meniscal degenera y se vuelve menos resistente. Las roturas meniscales a estas edades pueden deberse a un traumatismo menor (por ejemplo, al levantarse de la posición de cuclillas). Las roturas degenerativas del menisco se ven con frecuencia como una parte integrante de la artrosis de rodilla en la población de más edad. En muchos casos, no se recuerda un traumatismo específico que haya roto el menisco.

La mayoría de las lesiones meniscales se inician en el cuerno posterior de los meniscos y más frecuentemente en el menisco interno. Los meniscos son dos pequeñas estructuras que tenemos en cada rodilla, en forma de medialuna, que sirven para trasmitir las fuerzas entre el fémur y la tibia, y son además estabilizadores de la rodilla. Tienen también la función de distribuir el líquido sinovial a través de la rodilla. Los meniscos resisten grandes cargas de compresión. Absorben parte de la energía cuando saltamos.

El menisco interno o medial es más propenso a lesionarse que el menisco externo ya que está conectado al ligamento colateral interno y a la cápsula articular de manera que es menos móvil. Por lo tanto, cualquier fuerza que impacte desde la superficie exterior de la rodilla, puede dañar severamente el menisco interno. Además, las lesiones de menisco interno están con frecuencia asociadas también a lesiones del ligamento cruzado anterior. Otros mecanismos de lesión pueden ser la torsión de la rodilla o cambios degenerativos que están asociados a la edad. Cualquiera de estas circunstancias puede conducir a una rotura del menisco interno, la cual en casos graves puede requerir intervención quirúrgica . Asimismo las bruscas posiciones en varo o valgo de la rodilla son causantes de desgarros meniscales.

Síntomas de la rotura de M.I.

- Antecedente de traumatismo o torsión de la rodilla.
- Dolor en la superficie interna de la articulación de la rodilla.
- Hinchazón de la rodilla entre 24 - 48 horas después de la lesión.
- Incapacidad para doblar la rodilla completamente - esto puede estar acompañado de dolor o chasquido. - Resultado positivo (dolor y/o chasquido) durante el "test de McMurray". (Se realiza, para el menisco interno, con el pie rotado externamente, mientras la rodilla se lleva pasivamente de flexión a una extensión completa. La palpación de la interlínea articular interna durante esta maniobra demostrará un clik palpable, en la medida que la lesión meniscal se deslice entre el cóndilo femoral medial y la superficie del platillo tibial medial. De una forma similar las lesiones del menisco externo se pueden evaluar con el pie en rotación interna, mientras la rodilla se lleva de flexión a extensión).
- Bloqueo de la rodilla: no se puede extender completamente la articulación cuando el fragmento roto queda atrapado en el mecanismo de bisagra.
- Incapacidad para sostener peso sobre el lado afecto.
- Puede aparecer un pequeño derrame de líquido sinovial en la articulación que generalmente es poco importante.

Tipos de lesiones meniscales: 

Cambios Degenerativos : Esto puede conllevar a que los bordes del menisco se hagan desiguales y se desgasten.
Roturas longitudinales : Es una rotura que tiene lugar a lo largo de la longitud del menisco.
Roturas en asa de cubo : Es una forma exagerada de una rotura longitudinal en la que una porción del menisco se separa de la tibia formando un colgajo similar al asa de un cubo.

Los meniscos se lesionan especialmente con movimientos de rotación del cuerpo cuando el pie está fijo en el suelo. El menisco, con la edad, sufre un proceso de envejecimiento similar al de otros cartílagos y al de la misma rodilla, pero son necesarias unas circunstancias desencadenantes para provocar lesiones o roturas como puede ser un traumatismo o una sobrecarga articular.

El diagnóstico se basa en: Antecedentes deportivos, laborales etc., inicio de la sintomatología, mecanismo lesional, incapacidad inmediata, presencia de chasquido o desgarro.

En la exploración clínica, observaremos que no es el caso de una rodilla bloqueada que tiene una historia característica de déficit de extensión y de por sí nos proporciona del diagnóstico, sino de una rodilla con movilidad completa y algias (dolores) compatibles con lesión meniscal.

Cuando la lesión acaba de suceder, la persona siente un dolor agudo en la rodilla, que posteriormente se va inflamando. Esta inflamación se debe al sangrado del menisco, que ocasiona el aumento de volumen de la rodilla por la sangre acumulada. Cuando la lesión es crónica, se siente dolor en la rodilla, pero el síntoma más característico es que la persona siente que la rodilla se le bloquea y tiene que hacer un esfuerzo para movilizarla.
Las lesiones se operan sólo si producen síntomas que no mejoran con el tratamiento conservador.

Tratamiento de la lesión de M.I.

- Aplicar RICE (reposo, hielo, compresión, elevación) a la rodilla lesionada.
- Ponerse una rodillera o una sujeción que retenga el calor.
- Ejercicios suaves para mantener la fuerza del cuádriceps, aunque debe llevarse cuidado para no agravar los síntomas.
- Medicación: Glucosamina, Condroitin Sulfato…
- Consultar a un Especialista en Lesiones Deportivas.

La meniscectomía altera la transmisión de carga provocando, inevitablemente, lesiones en el cartílago articular. Esta evidencia, junto con las nuevas técnicas quirúrgicas, ha determinado la tendencia universal de conservar al máximo el tejido meniscal. No obstante, la reparación meniscal queda limitada por la distribución vascular intrameniscal.
Las áreas meniscales cercanas a la cápsula están suficientemente vascularizadas, y las roturas en esta área roja-roja se conocen por su excelente tendencia a cicatrizar, incluso en ausencia de reparación quirúrgica. Las roturas en la zona roja-blanca si cicatrizan son, gracias al coágulo de fibrina que aportan los vasos de la periferia. Las roturas en la zona avascular blanca-blanca no cicatrizan y, por ello, no son candidatas para la fijación.

La cirugía de meniscos consiste en la reparación o la resección parcial del menisco. Debido a que el menisco tiene una función importante en la mecánica de la rodilla, su resección total aumentaría el desgaste del cartílago articular.No todos los desgarros meniscales se pueden reparar, la sutura de los meniscos sólo se reserva a algunos casos que el médico determina. En la mayoría de los casos se hace la meniscectomía parcial , esto es la resección de la parte lesionada.

El menisco discoide: es infrecuente, y patrimonio casi exclusivo del menisco externo. Es un menisco de forma anormal, no como semiluna, sino como un disco. Se trata de una anomalía congénita, por falta de reabsorción del mesénquima que en un principio rellena todo el espacio articular. Se opera si produce síntomas o si se desgarra, ya que es más frágil que un menisco normal.

Quiste meniscal: es la formación de un nódulo en el menisco. La causa puede ser traumática o degenerativa. Afecta de forma casi exclusiva al menisco externo, siendo excepcional su aparición en el menisco interno.

La Radiofrecuencia en el tratamiento de la lesión meniscal.

Si el menisco se quita o no se recupera en perfectas condiciones, no puede cumplir su función principal, que es absorber cargas, y éstas pasan al cartílago de la articulación, que se fatiga y termina desgastándose mucho antes de lo normal. Por ello es muy importante que a la hora de abordar la lesión exista la posibilidad de estimularlo para que o bien sane o cicatrice.

En esta línea, el empleo de la radiofrecuencia -acompañada o no de la sutura o inmovilización del menisco, según el caso- está surgiendo como una alternativa a la clásica eliminación del tejido meniscal dañado.

Para Rafael Iñigo Paulovich, del Instituto Ortopédico para desórdenes músculo-esqueléticos de Hermosillo-Sonora, Méjico, "esta técnica contempla dos eventos: uno es biológico y se centra en cómo despierto al menisco para que cicatrice; el otro, si existe la necesidad de suturar e inmovilizar una parte del mismo, cómo lo hago".

El abordaje se realiza por cirugía artroscópica y se basa en "estimular al menisco con radiofrecuencia para provocar una ola de cicatrización". Estadísticamente tiene mejores resultados que las técnicas de raspado normales o habituales.

La aplicación práctica, centrada en una sola sesión durante la intervención, consiste en "con unos 25 watts de energía monopolar, dar pulsos de medio segundo para que, a través de los labios de la zona, ésta se estimule y cicatrice mejor".

Esta energía térmica hace que se module la colágena y se produzca una llamada químico-hormonal de liberación de citocinas. Durante ese proceso, también se analiza si el menisco necesita algún tipo de inmovilización para agilizar su recuperación.

Actualmente se está ensayando un nuevo tratamiento que está empezando a dar resultados, se trata de:

Un vendaje vivo de células madres para lesiones de rodilla
, como podéis ver en este enlace

Rehabilitación para operados

Postoperatorio inmediato
- Tratamiento postural:
- Mantenimiento de la extensión completa de la rodilla.
- Sobreelevación del miembro inferior intervenido.
- Contracciones isométricas de cuádriceps.
- Crioterapia.

Días 1 a 10:
- Contracciones estáticas del cuádriceps, sin resistencia, repetidas numerosas veces al día.
- Inicio de la flexión de rodilla sin sobrepasar los 90º.
- Posturas de extensión completa de la rodilla.
- Deambulación en carga sin ayudas con la rodilla en extensión.
- Evitar estancias de pie prolongadas, así como subir y bajar escaleras.
- Crioterapia.

A partir de los 10 días:
Movilización activo asistida manual de flexo-extensión de rodilla. “Movilidad total”.
Trabajo dinámico de cuádriceps e isquiotibiales.

Reeducación propioceptiva.