sábado, 18 de enero de 2014

Lesiones cervicales y deportes



Cómo afectan las lesiones cervicales a las actividades deportivas

CORREDORES:

Como se ha dicho anteriormente, en el caso de los corredores es frecuente las dolencias del cuello por la continua presión a la que se ven sometidos los discos intervertebrales y las posturas y gestos que empleamos en la carrera, sobre todo cuando vamos inclinados subiendo cuestas.
Al mantener estas malas posturas suelen sufrir de una dolencia muy común conocida como cervicalgia.
El primer consejo para un corredor es mirar siempre 30 o 40 metros hacia delante y evitar dirigir la mirada hacia nuestros pies, porque hacerlo supone crear tensión en el cuello y los hombros. Estos deben situarse hacia atrás, evitando encorvarse, ya que dificulta la respiración, y los brazos deben seguir el ritmo del cuerpo, no estar caídos, como si nos valiéramos de ellos para impulsarnos. El resto es cuestión de paciencia y entrenamiento”.

NADADORES:

Si se padece una lesión muscular y, especialmente, si se padece una lesión cervical, lo ideal es modificar ligeramente los ejercicios de natación de manera que exijan un menor movimiento cervical. Son bastante adecuados para personas que sufren dolor cervical los ejercicios de natación de espalda, ya que la carga de trabajo es pequeña en comparación con la carga de trabajo cervical de un ejercicio de crol.
Hay una pega en este sentido y es que la musculatura se relaja pero no se potencia y ahora quedará explicado:

La natación habitualmente se considera el deporte más sano para la espalda; sin embargo existe una limitación. Pacientes con dolor de espalda, en el 85 a 90% de los casos tienen los músculos responsables de la estabilidad y la protección de la columna débiles e incluso atrofiados. Los músculos que la ciencia ha determinado como los más importantes a este respecto son los autóctonos: los músculos extensores lumbares y los músculos extensores cervicales.

Una rehabilitación adecuada debería tener como meta la potenciación de dichos músculos, y con ello la recuperación de la función óptima de la columna.

“Todos los músculos necesitan para su potenciación un ejercicio concéntrico y excéntrico” (contracción/relajación) contra una resistencia progresiva que produce la fatiga del músculo.

Si aplicamos estos datos a la natación, que no ofrece la imprescindible contracción-relajación, queda claro que los músculos de la espalda no se pueden potenciar bajo estos criterios. Es por ello, por la falta de potenciación adecuada, que los pacientes con dolores de espalda continúan con ellos a pesar de dedicar varias horas semanales a la natación.

CICLISTAS:

Cuando el ciclista se coloca sobre la bicicleta se modifica de manera significativa la posición de las vértebras de la columna, articulaciones y ligamentos en relación con nuestra posición habitual de bipedestación (de pie)
La columna lumbar pierde gran parte de su curvatura normal o de su lordosis natural, mientras que la zona cervical se mantiene en una extensión forzada porque al inclinarnos sobre el manillar debemos tirar el cuello hacia atrás si queremos mirar siempre al frente. Esta hiperextensión trabaja más los músculos de la parte posterior de la columna cervical y a ello obedecen los dolores en esta zona. Por este motivo, es conveniente subir el manillar para evitar extender en exceso el cuello.


ABDOMINALES:

El dolor de cuello aparece si se entrelazan las manos detrás de la nuca y se presiona, cuando el cuerpo hace fuerza para levantarse.

Otro error común es mover el cuello al momento de ascender, en lugar de flexionar el tronco o tomar fuerza a partir de los hombros. El cuello no debe moverse; coloque los brazos cruzados delante del pecho o toque suavemente con los dedos las orejas para marcar una posición de los brazos.

Deberá despegar del suelo tan solo los hombros hasta la espalda media. No necesita realizar la tradicional flexión completa de tronco hasta las rodillas, ya que no trabajara correctamente los abdominales y es probable que sufra una lumbalgia (dolor de espalda).

Flexione siempre las piernas para realizar los ejercicios abdominales y proteger a su zona lumbar.


Los músculos paravertebrales son un soporte importante del dolor, sea cual sea la causa. Muchos dolores cervicales son ante todo dolores del músculo. El músculo es el altavoz del dolor discal.

Si además el músculo se ve sometido a una fatiga excesiva, se volverá más doloroso. Este fenómeno es particularmente claro en la zona cervical, ya que las posturas de trabajo (en particular ante la pantalla) requieren una contracción prolongada de los músculos posteriores. Además, estos músculos son menos potentes en la mujer, mientras que la cabeza pesa lo mismo en ambos sexos. Pueden, pues, fatigarse antes. Este dolor de origen muscular puede evaluarse con la palpación de los cuerpos musculares o sus inserciones, comparando ambos lados.


Más información sobre: Alteraciones morfofuncionales de la columna vertebral y su repercusión en el desarrollo de las clases de Educación Física. En este enlace

Prevención de los dolores cervicales

 El cuello sujeta y brinda movilidad a la cabeza que une al tórax. Aloja en su interior estructuras vitales como la médula espinal, la tráquea y la glándula tiroides, así como importantes arterias y venas que riegan el cerebro, además de ganglios linfáticos.

Su esqueleto lo forman siete vértebras cervicales y su musculatura es muy potente, para afrontar las continuas exigencias. Es el cuello, el pedestal de la cabeza: una de las zonas más importantes pero, habitualmente, olvidadas del cuerpo.

El cuello humano puede compararse a la mayoría de los mecanismos que nos rodean: funciona magníficamente si lo utilizamos de manera adecuada, pero comienza a causarnos todo tipo de problemas si lo empleamos mal o abusamos de él.

Fuerte, robusto y “construido” para durar toda la vida, el cuello no debe darnos normalmente motivos de queja. Pero si sufre tortícolis crónica, espasmos y rigidez, la causa puede estar en los movimientos y actividades ínfimas e imperceptibles, al que lo sometemos cada día y para los cuales no está preparado.

DERECHO Y VERTICAL
En todas las posiciones en pie, sentados o tumbados buscaremos inicialmente el alineamiento cervical, acercando ligeramente la barbilla hacia el pecho.
La clave es el equilibrio. El cuello debe estar derecho y vertical, situado armoniosamente en línea con la columna vertebral, para que sus músculos sólo ejerzan un mínimo esfuerzo para mantener equilibrados los 4-5 kilos que pesa la cabeza.

LA LECTURA MÁS COMODA
Al leer, la mayoría de la gente asume una postura incorrecta: estira el cuello un poco hacia adelante, mirando el libro hacia abajo. Cuando los músculos del cuello se cansan de sostener la cabeza de esta manera -que requiere demasiada energía y además no puede mantenerse indefinidamente- comienzan a doler.

COMO VER LA TELEVISIÓN
La mayoría de la gente piensa que la televisión es uno de los principales reductores del estrés porque permite mantener la mente alejada de los problemas cotidianos, pero cuando se la contempla con el cuerpo estirado sobre el sofá o la cama, lo que se hace es trasladar el problema a otra parte del cuerpo: el cuello.

LA “TERCERA MANO” DEL TELEFONO
Muchas personas tienen el hábito de utilizar el cuello y los hombros como una “tercera mano” para coger el teléfono y continuar charlando mientras toman apuntes, comen un bocadillo o escriben algo con el teclado del ordenador.

LENTES Y ORDENADOR: UN DUO DOLOROSO
Las lentes bifocales no han sido diseñadas para mirar a su través el monitor de alta resolución de los ordenadores. Este problema de diseño se vuelve más evidente cuando obliga constantemente a la persona a echar su cabeza hacia atrás para leer la pantalla mirando por la parte superior de sus gafas.

UN COLLAR PARA DORMIR
La media de las personas cambia su posición corporal cada 11 minutos mientras duermen, lo cual significa que mantienen más de 40 posturas diferentes a lo largo de la noche. Si usted se levanta regularmente con el cuello tieso, significa que la mayoría de sus posiciones nocturnas no son deseables.
Esto puede solucionarse manteniendo el cuello y la espina dorsal extendida y alineada, para lo cual algunos expertos recomiendan utilizar un simple “collarín de sueño”: un aro almohadillado que se ajusta cómodamente alrededor del cuello y que permanece en su lugar aunque la persona se mueva, manteniendo el inquieto cuello del durmiente en línea con su columna.

Dolor cervical: Qué puedes hacer para evitarlo

Ejercicios 

1. Lentamente empuja tu barbilla recta hacia delante, mirando al frente. Mantén esta postura 5 segundos y vuelve a la posición normal.
2. Inclina lentamente la cabeza hacia abajo (como si quisieras tocar el pecho con la barbilla). Mantén la posición 5 segundos y vuelve a la posición inicial. Repite 10 veces. 
3. Sin arquear la espalda, mueve lentamente el cuello hacia atrás (mirando al techo). Mantén esta postura 5 segundos  y vuelve a la posición erguida. Abandona este ejercicio si te mareas al hacerlo.  
4. Mueve la cabeza hacia la izquierda (como si miraras algo situado a tu izquierda sin mover el cuerpo). Mantén esa postura 10 segundos y vuelve la vista al frente. Luego mueve la cabeza hacia la derecha, mantén la postura 10 segundos y vuelve la vista al frente. Repítelo 10 veces. Abandona este ejercicio si te mareas al hacerlo. 
5. Inclina lentamente tu cabeza hacia la izquierda (como si quisieras tocar tu hombro con la oreja). Mantén la postura 5 segundos y vuelve a la posición erguida. Luego haz lo mismo hacia la derecha. Repite 10 veces.  
6. Levanta los dos hombros lentamente hasta esconder el cuello entre ellos. Mantén esta postura durante 10 segundos y vuele a la posición inicial. Repite 10 veces.  
7. Empuja tu cabeza hacia un lado con tu mano, mientras tu cabeza resiste este empuje. Empuja durante 5 segundos y luego relaja. Repite 5 veces. Luego haz lo mismo hacia el otro lado, con la otra mano
8. Pon tu mano en tu frente y empuja tu cabeza hacia atrás, al tiempo que tu cabeza resiste este empuje. Resiste durante 5 segundos y luego relaja. Repite 5 veces. Luego haz lo mismo, pero poniendo la mano en la nuca y empujando hacia delante.  
9. Lleva tus brazos y hombros hacia atrás, tratando de juntar las paletillas lo más posible. Repite 5 veces. Luego haz lo contrario, como si te abrazaras a ti mismo, separando las paletillas, y mantén esta postura 5 segundos.

El método Pilates ayuda a aliviar el dolor o contractura cervical

La columna cervical es uno de los sistemas articulares más complicados del cuerpo humano: los movimientos del cuello superan los 600 a la hora y las vértebras cervicales participan en actividades tan frecuentes y corrientes como gesticular, reír, sentarse, levantarse o girar.

Cuando más se nota que la columna cervical ha perdido movilidad es cuando nos vemos limitados de poder inclinar la cabeza hacia un lado o girarla. Las cervicales son con frecuencia el origen de diferentes síntomas, como dolor en el cuello, contractura de hombros, dolor de cabeza, sensaciones de inestabilidad, mareo o vértigo o dolores irradiados a miembros superiores, que nos hacen decir la famosa frase: "siento mucha tensión en el cuello".


Los movimientos bruscos y las tracciones repetidas pueden ser origen de cervicalgias o tortícolis, generalmente la causa implica la irritación de articulaciones o ligamentos. La musculatura reacciona mediante espasmos y contracturas que tienden a inmovilizar el segmento afectado. Los movimientos repetidos de la columna cervical contribuyen además al desarrollo de lesiones que conducen a una artrosis de los diversos segmentos articulares.