Un corredor envía este informe en los foros de atletismo y por alusión le contesté, dando una opinión más, entre otras,con algunas imágenes ilustrativas:
RM: En la articulación de la mortaja tibio-peroneo-astragalina apreciamos una zona de edema óseo, con alteración del cartílago subyacente y una imagen compatible con cuerpo osteocondral adyacente de unos 4 mm de eje mayor, en relación con pequeño área de osteocondritis en el margen anterior y externo de la epífisis distal tibial. En la articulación subastragalina destaca un gran quiste sinovial que se extiende aproximadamente 15 mm en su eje mayor antero-posterior rodeando el área de los tendones peroneos, sin que se aprecie aumento de líquido en la vaina de los mismos, y también aumento de líquido en la propia articulación subastragalina, especialmente en la carilla anterior subastragalina.
En primer lugar hablas de edema óseo en la mortaja tibio-peroneo-astragalina, lo que conlleva a una reducción considerable del espacio articular por desgaste cartilaginoso, que contrasta con la imagen normal de dicha articulación,
Aunque es más frecuente que se afecte el astrágalo, ese cuerpo osteocondral suelto, que refiere la RM, viene a ser como la imagen invertida en el hueso de la tibia del que ves aquí, en el astrágalo.
Estos cuerpos dejados en la articulación pueden flotar dañando más las superficies articulares, por lo cual lo ideal es quitarlos mediante artroscopia y aprovechar la misma para dejar las superficies articulares lisas.
Entre las posibles causas de este tipo de lesiones, están los esguinces mal curados, dando lugar en algunas ocasiones una osteoartritis dolorosa en la articulación. En estos casos, se necesita una rehabilitación intensiva tras una inestabilidad crónica o un esguince de tobillo para evitar la enfermedad degenerativa de la articulación.
Los quistes y geodas son frecuentes en el contexto de múltiples patologías articulares de carácter sinovial. Se generan a partir de erosiones corticales o ulceraciones del cartílago, favorecidas por la presión intra-articular. Alternativamente, es posible en ocasiones un proceso primariamente óseo, ya sea de carácter inflamatorio o por depósito. Su traducción radiológica es la de lesiones radiolucentes, epifisarias o yuxta-epifisarias, cuyo número, distribución y características depende de las particularidades de cada proceso patológico, incluyendo su histología, fisiopatología, y tiempo evolutivo. Contienen variables proporciones de líquido articular, sinovitis, tejido inflamatorio, tejido fibrovascular, fragmentos cartilaginosos o incluso sangre, que determinan su comportamiento de señal en resonancia.
La causa de los quistes insercionales es controvertida, pero probablemente proceden de la reabsorción ósea secundaria al stress avulsivo repetitivo que generan los propios ligamentos, a través de un proceso de necrosis (destrucción) ósea que posteriormente sufre una licuefacción. Radiológicamente los quistes insercionales son lesiones líticas (por destrucción) de bordes generalmente esclerosos. Se trata generalmente de lesiones únicas, aunque pueden ser múltiples.
Gran quiste sinovial que se extiende aproximadamente 15 mm en su eje mayor anteroposterior rodeando el área de los tendones peroneos?.
En realidad se trata de una bolsa que rodea a esos tendones, pero por lo que parece estos no están afectados, ya que no contienen exceso de líquido como verás a continuación. Pueden darse con cierta frecuencia las tenosinovitis de los peroneos en la patología deportiva, de ahí mi inclusión en este tema, aprovechando tu pregunta:
Puedes verlos aquí, cómo rodean la articulación y en esta imagen, su área de dolor.Me imagino que si esas tenosinovitis dan mucho la lata, los cirujanos optarán por hacer esto; pero eso sí, reparando de nuevo la vaina del tendón.
La osteoartritis, es la pérdida progresiva del cartílago que cubre los extremos de los huesos en las articulaciones, interfiriendo con su funcionamiento normal al producir dolor y limitación para la movilidad.
El cartílago es el tejido especializado que reviste las articulaciones, permitiéndoles gracias a su superficie lisa y congruente y a la lubricación de líquido sinovial un movimiento suave con mínimas fricciones mientras se encuentre íntegro. Al perderse la cubierta de cartílago, la descomposición del mismo causa que los huesos se friccionen unos contra otros, lo que provoca dolor y pérdida de movimiento. El hueso que se encuentra inmediatamente por debajo rozará con el hueso vecino produciendo dolor.
La osteoartritis en el tobillo a menudo ocurre tras un fractura de la articulación; pero si no ha habido tal fractura, lo lógico es pensar que sea debido al desgaste gradual de esa zona, provocada por fuerzas compresivas y repetitivas en la epífisis (las bajadas por la montaña) que producen fragmentación y a veces separación de una pequeña parte de la superficie articular.
En general una artrosis es una alteración de la articulación, destructiva, con disfunción de la articulación. Puede ser porque:
- No resbalan bien las carillas de cada hueso con el contrario, mal colocados.
- La estabilidad no está conseguida, por mala función de los ligamentos.
- Pérdida de fuerza muscular de apoyo.
Para tratar esto se debe replantear como están las articulaciones, si están bien alineadas o si pueden girar sin impedimentos.
El objetivo del tratamiento es intentar que la enfermedad evolucione más lentamente, reduciendo el dolor, mejorando la movilidad, aumentando la fuerza muscular y previniendo las deformaciones que se puedan producir.
Podemos hacer mucho para paliar las consecuencias de la artrosis. Será fundamental la higiene de las articulaciones:
- Mantenerse en el peso adecuado
- Realizar un ejercicio físico suave con frecuencia (natación, gimnasia a base de estiramientos y tonificación
sin pesas)
- Evitar actividades como el correr, que provoquen una sobrecarga de las articulaciones, hasta que el proceso haya remitido.
- Los apoyos que reducen el movimiento en el tobillo pueden también ser beneficiosos en la reducción de dolor. Una visita al podólogo sería conveniente.
Una vez la artrosis se ha instaurado, podemos controlar el dolor a base de fármacos analgésicos; pocas veces debemos utilizar antiinflamatorios. La fisioterapia es un complemento fundamental en todas sus vertientes, tanto en la realización de ejercicios que tonifiquen la musculatura sin forzar la articulación (ejercicios isométricos), como en la utilización de técnicas analgésicas, como es la inyección de cortisona, que pueden complementar e incluso sustituir a los medicamentos.
Medicaciones: Existen controversias, si los medicamentos antiartrósicos sean realmente eficaces, considerándose más como suplementos dietéticos. Cuando todo esto fracasa, y nunca antes, nos queda el recurso de la cirugía.
Actualmente los cirujanos ortopedas son capaces realizar limpiezas articulares mínimamente agresivas (vía artroscopia) y de realinear una articulación que se ha desviado e incluso de arreglar todo lo que esté suelto, con métodos de fusión entre las piezas articulares.